Erradicar
la pobreza en la India a largo plazo es la filosofía de la Fundación
Vicente Ferrer. Para ello, todos los esfuerzos están orientados hacia la
escolarización de los niños; un derecho que la organización está
promoviendo a través del colegio que han construido, y que tuvo un coste
de 8.000 euros.
Así lo explicaba Lancy
Dodem, portavoz de la Fundación Vicente Ferrer, en su visita a Monzón.
Según contaba, los niños reciben cada año material escolar, uniforme,
cartera de ahorros y un profesor, prestando especial atención a los
niños dalit (intocables, que no tienen ningún derecho). Aunque el
gobierno los ha prohibido, Dodem afirmaba que todavía existen muchas de
estas castas en la India rural.
También
explicaba cómo son los pueblos en India, que carecen de bienes tan
básicos como la electricidad, el transporte o los medios de
comunicación. Los niños se divierten con juegos tradicionales e
improvisados, elaborados con barro, piedras o cualquier otro elemento
natural.
Además de la escuela de la
fundación, hay varias escuelas públicas; una para cada cinco o diez
pueblos. Los chavales deben ir hasta ahí caminando. Muchos padres solo
mandan a los hijos varones, como una forma de evitar peligros entre sus
pequeñas. Por ello, la fundación también ofrece bicicletas. Todo con el
objetivo principal de que los niños continúen sus estudios, ya que
consideran que la educación es la base del desarrollo de la persona y el
país.
Todos los avances y proyectos de
la Fundación Vicente Ferrer salen adelante, en su mayoría, gracias a los
apadrinamientos, que tienen un coste de 18 euros al mes. A lo largo de
los 45 años de existencia de esta organización, se ha ayudado a 130.000
niños, consiguiendo que todos los chavales vayan a la escuela. Han dado,
además, 1.200 becas.
Lancy Dodem tiene
30 años y nació en el distrito de Anantapur, en el sur de la India. Los
padres de Lancy encontraron trabajo en el campus central de FVT-RDT
(Fundación Vicente Ferrer-Rural Development Trust). A la muerte de su
padre, Vicente acogió a Lancy y sus hermanas bajo su protección. Por
este motivo, se dice que Lancy es el primer niño apadrinado de la
Fundación. Desde 2001 vive en Barcelona y forma parte del Departamento
de Comunicación de la Oficina Central, desempeñando el papel de
portavoz.
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